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Las y los locutores que trabajamos diario con nuestra voz conocemos la obligatoriedad del conocimiento y empleo de la técnica vocal, a fin de no dañar nuestro aparato fonador para que, al corto, mediano o largo plazo evitemos problemas derivados de un desgaste físico.

En muchas ocasiones, los locutores toman medidas correctivas para proteger su instrumento de trabajo, hecho que nos invita a reflexionar sobre los motivos que les hacen llegar a un estado de daño o en otras ocasiones, disfonía. La pregunta para hacernos es:

¿Cuándo y por qué se altera la voz?

Una de las causas más importantes del deterioro laríngeo es el esfuerzo vocal continuo y esto, en profesionales de la voz, puede generarse por:

  1. Gritos repentinos
  2. Carraspeo
  3. Imitaciones a través de juegos de voces (sin técnica)
  4. Charlas esforzadas
  5. Abuso de la voz
  6. Mala técnica respiratoria.

Lo cual, a la larga, puede provocar:

  1. Alteración en la calidad tímbrica, es decir, que se sienta diferente e la habitual
  2. Que suene rasposa o velada
  3. Cansancio vocal o fatiga, que en locutores profesionales impide llegar al final de las presentaciones vocales o grabaciones; o inclusive en ocasiones llegan a solicitar tiempo de descanso para recuperarse.
  4. Cambios en la altura tonal de nuestra voz, es decir, o se vuelve más aguda o más grave.
  5. Pérdida de la intensidad, es decir, dificultad para ser oído a la distancia, o dificultad para hacernos escuchar en espacios abiertos.
  6. Aparición de nódulos, quistes, pólipos y edemas. Los cuales requieren valoración inmediata de especialistas.

Existen también otros factores que pueden alterar momentáneamente la calidad vocal:

  1. Laringitis
  2. Acidez en el estómago

Ahora bien, hagamos una analogía del trabajo de la voz: la garganta trabaja forzada al igual que un carrito que va avanzando con el freno puesto; las cuerdas vocales son la rueda que gira con la fricción, y, al tener una tensión, se sobreexpone y se desgasta.

Entonces, ¿qué podemos hacer los locutores para cuidar de nuestra voz?

1.Hacer una locución en estado de relajación.

La columna de aire que lleva la voz debe escapar con fuerza y sin encontrar obstáculos, es decir, tensiones en quijada, apertura insuficiente de la boca, etc. Si el aire es bien usado, e impulsado por el diafragma, la proyección de la voz se dará sin hacer esfuerzos sobrehumanos.

2. Usa los resonadores

El sonido encuentra amplificación gracias a los resonadores, mismos que van ligados a la respiración correcta. Si los intérpretes sólo respiran con el pecho, la laringe se cierra para economizar el aire y con ello se generan daños en el aparato fonador.

3. Si el problema apenas comienza, lo correspondiente es hacer reposo vocal, y visitar a algún especialista para que proporcione tratamiento de los síntomas.

4. Hidratarse y alimentarse sanamente. Esto evitará el flujo gástrico.

5. Reeducarse vocalmente

Si se presentó disfonía, sin enfermedad, seguramente fue por un esfuerzo muscular inapropiado, que impiden un buen rendimiento vocal y una mejor emisión, así que conviene dirigirse con un especialista en técnica vocal que nos ayude a reconformar nuestras formas de empleo de la voz.

6. Mantén en la medida de los posible el ritmo sueño-vigilia

Debes acostarte a una buena hora y descansar. Es recomendable evitar salidas nocturnas antes de una presentación vocal.

7. Evita el tabaco.

8. Realiza ejercicio para ayudarte a evitar la tensión y a mejorar la dinámica respiratoria.

9. Ama tu propia voz y respétala.

La voz es la expresión de tu ser

Como locutor, no debes sobreesforzarte para lograr tonos que no son orgánicos, sobre todo en tu vida cotidiana.

Recuerda que la voz es la expresión de las palabras, así que no está de más que consideres los puntos anteriores para cuidar de aquello que te permite trabajar en tan noble misión: la locución.

Esperamos que este artículo haya sido de tu agrado. Si crees que pueda ser de utilidad para otra persona compártelo.

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